Yo creo que hay un elefante demasiado grande en esta habitación y es necesario hablar de él. El animal tiene los ojos rojos y es grande, tan grande, que nos toca a todos; pero nos hacemos los bobos, o más bien los maricas, porque cuando nos conviene qué bien nos cae ese término. El elefante, que ya tiene más de 30 años, se llama VIH/SIDA y todavía se presentan 50.000 nuevas infecciones anuales sólo en Estados Unidos.

¿Pero cómo? ¿Cómo es posible que mi generación, y los un poquito más viejos y un poquito más jóvenes, contraigamos esta o cualquier otra infección de transmisión sexual? Hay muchas razones.

Por un lado, cada vez es más normal tener más parejas sexuales, lo cual no tiene nada de malo. Pero por otro lado, las ventas de condones no han incrementado considerablemente en los últimos 10 años, lo cual sí tiene mucho de malo. ¿Si estamos teniendo más sexo, por qué estamos usando la misma cantidad de preservativos? La pregunta es claramente retórica.

Ninguna de estas es la principal razón de que el virus tenga tanta incidencia. El peor enemigo de la salud sexual no es la falta de educación, porque la hay, sino la falta de aceptación. Nadie es tan liberal como dice serlo. Qué tan fácil es para nosotros ver porno, hacer la lista de pasados amantes y preguntar que si sos activo o pasivo; pero de pronto si alguien habla del VIH todo es incómodo otra vez.

Estamos en el 2015 y todavía creemos que este virus es la epidemia que alguna vez fue. Con los tratamientos -no siempre medicamentos- que hay hoy en día una persona con VIH tiene una expectativa de vida de 70 años. ¿No es acaso, lo que vive una persona como cualquier otra?

Además, una persona que está en tratamiento puede suprimir su carga viral al nivel de indetectable o carga negativa, en un promedio de tres meses. ¿Qué quiere decir esto? Que los niveles de virus en la sangre son tan bajos que no se detecta en un examen de sangre regular.

Esto significa dos cosas: una, la persona positiva no se va a ver afectada por este, especialmente si lleva una vida saludable. Y dos, tampoco le va a transmitir el virus a su pareja. Sí, en serio. Miremos los hechos.

Se dice que con carga negativa se reduce el riesgo de transmisión en un 96 por ciento, pero experimentos de más de 5 años no presentaron infección en parejas heterosexuales, inclusive sin usar preservativo.

No obstante, los estudios siempre aclararon que no se sabía el caso de las parejas homosexuales. Eso, hasta ahora; el 3 de marzo el portal especializado AidsMeds publicó los resultados del estudio Opposite Attract que se presentaron en la Conferencia de Retroviruses e Infecciones Oportunistas (CROI por sus siglas en inglés). Estos, que siguieron un estudio similar en 152 parejas gay por dos años llegaron con los mismo resultados: 0 por ciento de transmisión.

Esto termina de abrir la posibilidades de todos los hombres y mujeres positivas de tener relaciones amorosas y sexuales con personas negativas. Mejor dicho, si en tratamiento el virus no afecta en realidad tu salud, ni tampoco lo vas a transmitir, ¿acaso la vida no sigue con naturalidad? Debería, pero no es así, el terror que todavía gira al rededor del virus es tan grande, que la gente no revela su estado y peor aún, la gente no conoce el propio.

El mayor riesgo de transmisión del VIH está en todas las personas que no saben si tienen el virus. Otro estudio de 2009, publicado por el mismo portal, afirma que el 91 por ciento de las nuevas infecciones se dan por personas que no sabían que eran VIH positivo o que no estaban en tratamiento ¡91 un por ciento! Así, que si hacemos matemáticas básicas, es más probable contraer el virus de una persona que no sabe, a una persona que te dice que es positiva y está en tratamiento.

El artículo citado propone una “cascada de transmisión” donde dividen a las personas en diferentes etapas del virus. Arriba, están aquellos que no saben que tienen el virus y al final las personas que lograron ser indetectables.

El riesgo de transmisión se reduce drásticamente en cada nivel. La cascada de cinco niveles presenta estos índices de transmisión: La gente sin diagnóstico transmite 6.6 veces más el virus que aquellos que conocen su estado. En el segundo nivel, conocer el diagnóstico pero no estar en tratamiento, baja la transmisión en un 19 por ciento y así sucesivamente hasta llegar a un porcentaje de transmisión de indetectables de un 0,4 por ciento.

Aquí video de un minuto con la información resumida:

Si hay una verdad incómoda -incluso más incómoda que ver el “documental” de Al Gore- es que es más peligroso tener relaciones con todos aquellos no conocen su verdadero diagnóstico, a alguien que sabe de verdad que es VIH positivo. Porque, querido lector. no hacerse el examen no es lo mismo que ser negativo. Y en las personas que llevan más de un año sin hacerse el examen caen en este grupo, a menos que lleven todo este tiempo sin tener relaciones, que es un poco difícil.

Entonces, dejemos los miedos, dejemos los estigmas y generemos un efecto dominó que nos proteja a todos. Si dejamos de tener miedo a las relaciones mixtas, la gente puede decir con tranquilidad que son VIH positivo y así nadie tiene que mentir. Lo cual llevaría a la gente a relajarse con el tema y hacerse el examen más seguido, porque es mejor estar seguros que somos negativos, y en caso de que salga positivo, pues no es tan grave. No mucho cambia, solo unas pastas al día.

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