Mauli Sabo, como última opción de salvarse de prisión o la muerte, aprovechó el acceso sin visa al mundial para radicarse en Rusia, país con estrictas leyes sobre la homosexualidad.
Todos, tristemente, conocemos la realidad del continente africano, enfermedades, pobreza extrema y hambruna son unos de sus problemas más informados.
Entre todo ese caos, minorías como la LGBT en los diferentes países, sufren de abusos y persecuciones por cuestiones de creencias culturales y religiosas, que terminan en los casos más extremos, en largas estadías en prisión o en asesinatos.
Huyendo de esa opresión, Mauli Sabo, de 32 años y de nacionalidad Nigeriana, aprovechó el acceso sin visa que ofrecía el país Ruso en épocas del Mudial, pensando que se dirigía al continente europeo, sin saber las duras leyes ‘anti propaganda gay’ rusas.
“Pensé que estaba yendo a Europa” contó el hombre para la BBC.
El nigeriano dice que no tenía ni idea de la polémica legislación Rusa que prohíbe cualquier muestra pública que se considere como ‘no tradicionales’ y que atente contra la niñez y los ‘correctos’ valores familiares.
Mucho menos tenía idea de Chechenia, donde miles de personas diversas han huido por las persecuciones y otras más, han desaparecido sin razón alguna.
En el mundial, diversas instituciones y movimientos advirtieron a los turistas sobre las estrictas normas que Rusia tiene con la población LGBT, por lo que recomendaron a las personas ser cuidadosas con sus actos en los espacios públicos.
La Corte Europea por los Derechos Humanos, ha condenado las normas Rusas contra la población LGBT, señalando que viola la libertad de expresión mientras que fomenta la discriminación y la homofóbia.
El 8 de julio, pocos días después de haber llegado al país, el hombre se contactó con el Comité de Asistencia Civil que brinda ayuda a los refugiados, donde lo asesoraron con el proceso de documentación correspondiente.
El agravante en el trámite surgió cuando los funcionarios públicos le solicitaron a Sabo una prueba de su condición sexual.
“Miraron su documento y respondieron que necesitaban que alguien de una organización LGBT confirmara que el solicitante era realmente gay. Nos quedamos estupefactos, por decirlo de alguna manera”, cuenta Daria Manina para el medio.
Con la ayuda de un abogado de una organización LGBT local, lograron que los documentos del nigeriano pasarán en un segundo intento.
“No conocemos ningún caso en el que se haya otorgado un asilo por orientación sexual” añadió.
Sabo reconoce que tuvo ayuda, no tanto para entrar al país, sino más bien en la consecución de las credenciales y las entradas al mundial.
Un amigo conocía a un funcionario de alto rango que también es gay, él le ayudó con la consecución de las entradas y las credenciales al mundial.
Sabo nunca conoció a dicho hombre ni sabe de dónde salió el dinero para las entradas.